Cuerpos Perfectos
Por mi profesión me toca ver chicas y chicos que practican deportes de elite, con cuerpos que estéticamente, pueden lucir perfectos, muchas veces parecen “tallados”, una obra de arte de un escultor.
Al medirlos mediante antropometría (estudio de composición corporal), presentan niveles de masa muscular y adiposa que están bastante alejados de los niñas, niños y adolescentes de población general. Esto se debe a que estos deportistas entrenan mucho, en algunas disciplinas entre 4 y 6 horas diarias (a veces más), hasta 6 veces por semana, acompañándolo con una nutrición especialmente diseñada para dar respuesta a sus necesidades de energía, de macro y micronutrientes.
Pero esta perfección estética, no necesariamente está asociada con un cuerpo saludable, ya que muchos de ellos han tenido diferentes tipos de afecciones musculoesqueléticas, en especial lesiones por sobreuso, como “la muñeca de los gimnastas”, “el hombro de los nadadores”, “la columna lumbar de los bailarines” o “la rodilla o el tobillo de los futbolistas”.
También esta perfección aparente, puede afectar el área psicológica en ciertos deportes o disciplinas artísticas vinculados con la estética, como la danza, la gimnasia rítmica, etc. Estos chicas y chicos, además de verse presionados muchas veces por el nivel de precisión que requieren sus gestos técnicos, también sufren la presión de responder a ciertos biotipos deportivos o de tener niveles específicos de grasa corporal.
Con lo cual todo lo que brilla, no necesariamente es oro.
Esta publicación no intenta poner en discusión el deporte de competencia infantojuvenil, del cual soy parte, ya que soy médico de atletas de nivel nacional e internacional, y disfruto mucho serlo. Sí, debo remarcar nuestro rol para trabajar en pos de: asegurar el normal crecimiento, maduración y desarrollo, minimizar las lesiones por sobreuso y evitar el burn out; en un marco vinculado con el disfrute. Es decir, cuidando la salud integral de los deportistas.
La adolescencia es un período de la vida, en el cual, se producen cambios corporales, psicológicos y sociales, que impactan muy fuertemente en los adolescentes. Es una etapa de búsqueda, de reconocimiento, de ruptura con estructuras familiares y de permeabilidad a la influencia externa.
Naturalmente, en la adolescencia, se producen cambios en la composición corporal que acompañados del entrenamiento y la nutrición, pueden ser beneficiosos para aumentar la masa muscular y disminuir la masa adiposa.
El marketing de la perfección estética bombardea a niñas, niños y adolescentes. Les impone modelos a seguir, y les vende recetas exitosas.
Ser como Tom Holland no es posible yendo al gimnasio 3 veces por semana, definitivamente.
Es por ello que los profesionales de la salud y el deporte, que acompañan a estos chicos, deben ayudarlos a definir objetivos reales, realizables. Ya que, si la vara está muy alta, les generará un marco de presión, insatisfacción y seguramente frustración por no poder alcanzarlos.
Por otro lado, antes de comenzar este tipo de entrenamiento, los adolescentes deben recibir información sobre el camino a recorrer, para saber que se trata de un proceso largo, que requiere constancia y dedicación, que no existen soluciones mágicas, y que difiere de la inmediatez a la cual están acostumbrados al deslizar el dedo sobre la pantalla de un dispositivo.
El inicio del entrenamiento en el gimnasio se centra en el aprendizaje de los gestos técnicos, lo cual es fundamental para minimizar el riesgo de lesiones, continúa con el aumento progresivo de las cargas para ir ganando en niveles de fuerza y a posteriori se empezarán a ver cambios a nivel de la masa muscular (idealmente cuantificados por antropometría). Esto último seguramente dependerá del estatus madurativo del adolescente, ya que con bajos niveles de hormonas sexuales, será mucho más difícil conseguir hipertrofia muscular.
Realizadas estas aclaraciones iniciales, me gustaría abordar un tema que nos preocupa mucho a los Pediatras, Hebiatras y Deportólogos Infantojuveniles: “la obsesión por el cuerpo perfecto”.
La VIGOREXIA es una patología psiquiátrica caracterizada por la obsesión por ganar masa muscular y afecta fundamentalmente a varones, adolescentes y adultos jóvenes. Es una enfermedad que comparte similitudes con los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), por tratarse de una obsesión por la imagen corporal, pero a diferencia de TCA, donde el foco está puesto en la delgadez, aquí el objetivo es la fuerza y la musculación. Ambas patologías coinciden en la distorsión de la percepción de la imagen corporal.
En un comienzo se describía a la Vigorexia como “anorexia inversa”, y esta obsesión por el cuerpo perfecto, puede afectar la vida social, siendo que los adolescentes priorizan ir a entrenar y mantener una dieta estricta, antes que vincularse con amigos, quienes podrían interferir su rutina rígida, de manera tal que su círculo social se limita a quienes tiene objetivos similares, o los aísla socialmente.
En algunas oportunidades esta necesidad de reforzar su apariencia física puede encontrar su génesis en situaciones de bullying sufridas, pero hoy la mayoría de las veces se ve desencadenada por la influencia de las redes sociales, y “los modelos de belleza”, donde se prioriza el “parecer, antes que el ser” para conquistar el éxito y la aprobación de sus pares.
Otro de los riesgos que presentan estos chicos es el consumo indiscriminado y no supervisado de suplementos deportivos (creatina, proteína, HMB, ganadores de peso, etc.), y peor aún, los anabólicos esteroides. Estos últimos podrían causar serios efectos negativos en su salud.
Por todo lo anteriormente expuesto, considero central a la hora que un paciente infantojuvenil quiera empezar un entrenamiento, en primer lugar, sea evaluado inicialmente y con controles periódicos por un médico deportólogo con conocimiento y experiencia en esta etapa de la vida.
En segundo término, el entrenamiento debe ser planificado y controlado por un Profesor de Educación Física o Preparador Físico, abordando al deportista como un individuo en crecimiento, y no como un adulto en miniatura.
Para finalizar, y tal vez, lo más importantes, padres e hijos deben conversar y compartir la experiencia del entrenamiento, dialogando sobre las expectativas y los objetivos a corto, mediano y largo plazo, y las estrategias utilizadas para alcanzar la meta deseada.
Dr. Santiago Kweitel
Médico Pediatra y Deportólogo.
Brillante!!! La construcción corporal correcta, adaptada a las distintas disciplinas, asegurando el aporte adecuado de macro y micronutrientes. Fundamental!
Muy groso Doc., Cómo siempre lo leemos en familia para que Juan tu paciente deportista valore la experiencia de lo comentado por un gran profesional de la salud!. Abrazo...