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Nene ahí no se juega

Foto del escritor: Santiago KweitelSantiago Kweitel



El último hombre para la pelota, levanta la cabeza, pisa para un lado y sale para el otro, con tal mala fortuna que el delantero adivina el movimiento y anticipa la jugada, punteando el balón, lo roba y se escapa mano a mano con el arquero, definiendo por el costado con comodidad, determinando un 1 a 1, sobre el final del partido.

El DT se agarra la cabeza, patea una pelota y le grita al defensor: “Nene ahí no se juega… la tenés que reventar”.

Nene, tiene 10 años, juega en el fútbol infantil de un club de primera división. Durante los últimos minutos del partido, juega con lágrimas en los ojos. El árbitro pita, y rompe en llanto.

El DT se acerca, lo abraza, y le dice: “ya está, ya pasó, en ese sector de la cancha no vuelvas a jugar, la despejas o se la pasas al arquero”, intentando tranquilizar y aprovechar la oportunidad para enseñarle cual sería la mejor toma de decisión, según el criterio del adulto formador.


Me voy a mi casa, y me resuena la frase del entrenador: “Nene ahí no se juega”.


No puedo dejar pensar en la relación entre el significado de jugar para un niño, y el concepto futbolístico de jugar/arriesgar. Pienso en lo que puede pasar por la cabeza de ese niño, en la interpretación literal de las palabras del adulto, en la huella que le puede quedar. Pienso que hay momentos de la vida donde se aprende del error, y justamente el error es formativo. Pienso en el significado de equivocarse, en el temor a equivocarse, en JUGAR CON MIEDO. Pienso en la vinculación inconsciente entre el juego, el error y el miedo. Y las palabras no dejan de rebotarme en la cabeza: “Nene ahí no se juega”.


-Jugar: Hacer algo con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar deter-minadas capacidades.


-Convención sobre los derechos del niño

Artículo 31:

Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes.


Juego Deliberado vs Práctica Deliberada:

Práctica Deliberada: práctica altamente estructurada que requiere esfuerzo, no genera recompensa inmediata, y tiene como meta principal mejorar la performance, y no el disfrute.

Juego Deliberado: actividades con motivación intrínseca, diseñadas para maximizar la alegría y el disfrute, generando recompensa inmediata.

Según las publicaciones de desarrollo deportivo a largo plazo, como el modelo canadiense (LTAD), quienes fueron formados “jugando”, serán atletas con mayor creatividad y mejor toma de decisiones. Proponen 80% del tiempo en menores de 12 años, dedicado al juego deliberado.


El juego es el mecanismo inventado por naturaleza a través del cual el niño aprende y adquiere habilidades y capacidades de un modo eficiente, que lo hacen más apto para el mundo que lo rodea. (Francisco Mora)

El juego te enseña a ganar y a perder, a esperar el turno, a respetar las reglas, al oponente, al compañero, al adulto. Ayuda a socializar y a trabajar en equipo. Es emoción pura y sin emoción no hay aprendizaje.

Nunca la competencia debe estar por encima del juego, ya que si así fuere el juego pierde su esencia.

¡Nene, jugá!

Ya que el día que dejes de hacerlo, empezás a envejecer.


Dr. Santiago Kweitel

Médico Pediatra y Deportólogo

santiagokweitel.com



Gracias Lic. Julián Oca por enseñarme tanto del juego.

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